lunes, 11 de diciembre de 2006

ÁNFORAS Y PERIODISTAS



Sea cual sea el país del mundo en donde se realicen: los procesos electorales ponen a prueba, sin duda, la independencia y el profesionalismo de los hombres de prensa.
El papel que cumplen, ante situaciones tan importantes como son las elecciones de sus autoridades, puede ser determinante en la toma de decisiones de los ciudadanos, pues, es innegable, que influyen en la formación de valores, creencias, hábitos, opiniones y conductas de los distintos sectores.
Los periodistas son, al igual que las llamadas Industrias Culturales, importantes agentes socializadores. No pueden ni deben confundirse con agitadores políticos.
Es obligación de los integrantes del Cuarto Poder brindar información confiable, permanente y oportuna sobre los hechos, las opiniones y acciones de los diversos actores sociales y, de este modo, permitir a la población tener las herramientas necesarias para decidir libremente sobre los hechos más importantes en la Nación, como son la elección de sus representantes.
En una sociedad democrática, los periodistas tienen la responsabilidad de dar a conocer ¿quién o quiénes son las personas que aspiran a convertirse en la nueva clase dirigente?, ¿qué prometió, o promete, el candidato?, ¿qué aspectos ofreció- si ya ocupó algún cargo- que nunca pudo concretar?, ¿cómo quiere realizar y financiar sus promesas? y otras interrogantes que surgen en los miles de electores, que decidirán el futuro del país.
Los hombres de prensa tienen como deber básico, durante las campañas electorales, convertirse en observadores, analizadores y traductores de las propuestas de los candidatos. Pensar cómo desde el periodismo se hace pedagogía para la democracia.
En su labor profesional, tienen la responsabilidad de regirse según el principio de la veracidad. No se puede afirmar que el periodismo se encuentra al servicio de la sociedad si hay cabida para las discriminaciones por razones ideológicas, religiosas, raciales, sexuales o de cualquier otro tipo: al periodista le está vedado desacreditar, insultar o menoscabar.
En la temporada electoral, los candidatos que cuentan con mayor financiamiento para sus campañas son los que aparecen más en los diversos medios, es, en este panorama, en que el periodista debe ser capaz de crear fórmulas efectivas para lograr que todas las propuestas sean conocidas.
Es obvio que no se puede servir a dos señores, por ello los periodistas no pueden dejar que sus simpatías por tal o cual partido político o candidato predomine sobre las responsabilidades que tienen como profesionales, ni permitir ser el móvil para que se filtre información con objetivos encubiertos.

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