lunes, 11 de diciembre de 2006

BHUTÁN: UN PEQUEÑO REINO DEL ORIENTE QUE ÓPTÓ POR LA FELICIDAD




Reinos donde se mide la felicidad de sus integrantes y los cumpleaños se celebraban el mismo día que el del rey parecían ser sólo parte de los cuentos infantiles. Sin embargo, esa es la realidad del mágico y místico Bhután, un pequeño país montañoso, sin litoral, situado en la parte oriental de la cordillera del Himalaya.

Poco después de acceder al trono en 1972, el rey Jigme Singye Wangchuk afirmó que a su pueblo no le interesaba el incremento del Producto Bruto Interno (PBI), sino el crecimiento de la Felicidad Nacional Bruta (FNB).
Después de 34 años, el bienestar, el progreso y la prosperidad son medidos en base a la felicidad en todo Bhután.
En el Plan Estratégico Nacional para el año 2020, este pequeño país se propone maximizar la llamada Gross National Happiness (Felicidad Nacional Bruta), que no es más que la combinación del desarrollo socioeconómico equitativo y sostenible; buen gobierno; conservación ambiental y promoción de la cultura tradicional, y pureza del medio ambiente.
La pobreza en este reino es el resultado de diversas circunstancias adversas que se refuerzan mutuamente: falta de posibilidades adicionales de riego, suministro insuficiente de insumos, mal acceso al mercado debido al terreno escarpado, falta de posibilidades de generación de ingresos no procedentes de los cultivos, etc.
En Bhután -donde los 2,1 millones de habitantes son personas muy ricas o muy pobres-, a pesar de la distribución equitativa de tierras y otros bienes, la escasez básica de tierras de buena calidad limita las posibilidades reales de producción de alimentos y generación de ingresos en efectivo.
La renovación y extensión de los canales y el estímulo de la plantación de cultivos hortícolas que se pueden vender en los países vecinos: son las principales medidas para el aumento de la producción.
Por razones culturales y religiosas, las posibilidades de incrementar la producción ganadera son reducidas. Aparte de los cerdos que se sacrifican localmente, todo el resto de la carne se importa.
En este reino, cuyo nombre procede del término Bhotana de origen hindú, la economía depende principalmente del comercio con la India (recibe el 96% de las exportaciones del país y es la fuente de casi el 90 % de las importaciones), debido a que la industria es artesanal en su mayor parte y carece de tecnología. Hasta para la construcción de carreteras se emplea mano de obra india inmigrante.

Gross National Happiness

El principal objetivo del gobierno de Bhután es la felicidad general del país (Gross National Happiness) y, por ello asigna una alta prioridad al libre acceso a la educación, los servicios de salud y suficiente agua limpia y alimentos.
En los últimos años, el crecimiento económico se basó en la expansión de los sectores de la electricidad, la minería (carbón, piedra caliza y mármol se extraen de las minas y canteras y se exportan en bruto o elaborados), las manufacturas y el transporte/ comunicaciones.

Después de treinta y dos años... un encuentro global por la FNB

Tres décadas fueron las que tuvieron que pasar para que, en febrero del 2004, se realizara, en Thimbu (capital de Bhután), el Primer Congreso Internacional sobre Felicidad Nacional Bruta.
En este evento, participaron diversos teóricos del desarrollo, quienes convergieron en la tesis: “El bienestar humano no debe estar tan estrechamente ligado con el crecimiento económico”.
Frank Bracho expuso el tema de la Felicidad como mayor valor humano, enfatizando en el aspecto de que las concepciones dominantes de desarrollo o bienestar han tendido a enfatizar lo cuantitativo antes que lo cualitativo, lo material sobre lo espiritual.
Es cierto que todas las culturas tienen diferentes formas de ver la felicidad, pero son dos aspectos importantes en los que hay un consenso global: la familia y la buena salud.
Bracho propuso que entre los indicadores relacionados con la felicidad personal se encuentran el código personal ético- espiritual, el respeto por todas las formas de vida, la habilidad para cooperar en los otros y la capacidad para expresarse libremente.
Siendo una sociedad muy tradicional, Bhután es cuidadoso al controlar el impacto de la tecnología, restringiendo su disponibilidad. Tal es el caso de la televisión e Internet que se introdujeron, recién, en junio de 1999.
Limitando el número de visas turísticas que emite por año, preserva los lugares sagrados de su cultura. Para los bhutaneses privarse de los beneficios del turismo no tiene ninguna importancia, pues la meta es incrementar la felicidad y no el PIB (PIB per cápita: 1, 833 dólares, según el informe sobre Desarrollo Humano).
Hay una serie de leyes destinadas a resguardar el patrimonio cultural de Bhután. Vestir traje tradicional, por ejemplo, es obligatorio en los lugares públicos: los hombres deben usar una toga corta llamada gho; las mujeres, una falda larga llamada kira.
También es obligatorio construir las casas de acuerdo con la arquitectura tradicional y pintarlas de blanco.

El PIB no puede medir los latidos del corazón

A pesar que parecía ser fácil descartar la noción de la FBN como un concepto con un significado contable- aunque en esencia no tuvo significado y mucha gente no se lo dio-, el Rey Wangchuck de Bhután mostró con el tiempo ser un visionario: los políticos de países más desarrollados y poderosos han aceptado gradualmente la propuesta.
De hecho, hace dos años, más de 80 eruditos y expertos de 20 estados viajaron a Bhután para discutir la operatividad de la Felicidad Nacional General.
Día a día se incrementa el consenso, entre políticos y economistas, que el PIB es inadecuado para proveer una visión de cómo un país está progresando.
Como señaló, en 1975, la ex congresista Marilyn Waring de Nueva Zelanda, muchas contribuciones a la economía se dan por hecho, como por ejemplo: el trabajo voluntario y la calidad (en oposición con la cantidad) en todo lo que hacemos y creamos.
La degradación ambiental y la pérdida de los recursos naturales no renovables no están representadas tampoco.
Afortunadamente, se están introduciendo nuevos sistemas de contabilidad - Índice de Bienestar Económico Sostenible (IBES) y el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas (IDH)- con el propósito de representar más adecuadamente el valor real (positivo o negativo) de diversas transacciones económicas. Sin embargo, no se encuentra por ningún lado la felicidad.
Quizá el problema está en la dificultad de convertir la felicidad en un ente medible internacionalmente.
El concepto de felicidad significa diferentes cosas para diversas personas y es valorada de manera distinta en una u otra cultura. Por ello, cualquier intento de evaluarla requiere un amplio conocimiento intercultural.

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